lunes, 13 de mayo de 2019

Dos Brozos, el mismo


Cd. Victoria, Tam. Crítica y valores: ¿es factible aplicar un solo rasero al comportamiento similar de un mismo conductor televisivo ante dos jefes de la nación tan diferentes?
Parece trabalenguas, disculpe usted. Lo comenté este fin de semana en redes. El 4 de abril de 2018, en plena campaña electoral, el personaje interpretado por el humorista televisivo VICTOR TRUJILLO, hizo un severo extrañamiento al entonces presidente ENRIQUE PEÑA NIETO.
Le llamó “HENRY MONSTER” y le exigió respetar el resultado de las elecciones en curso.
Como quien reprende a un niño, lo reconviene con tono furibundo y dedo aleccionador, frente a la cámara: “¡HENRY, ENRIQUE, te estoy hablando!”, para añadir:
-“¿Sabes qué?, si no pudiste tener una administración digna, como la que este país se merece, por lo menos danos una salida que pueda dar un poco de aire a esta asfixia a la que estás llevando al país.”
-“El equipo este de mediocres que comandaste a lo largo de la administración, ya se van muy contentos, ahorita todo mundo está borrando las huellas, todo mundo está viendo que todos los amigos queden a salvo y sin sospecha, todo eso lo están cuidando, están haciendo la mudanza tan irresponsable…”
Ello, amén de recordarle el divulgado escándalo de la ESTAFA MAESTRA. Maraña de corrupción que le mereció al portal ANIMAL POLÍTICO un premio internacional de periodismo, el ORTEGA y GASSET.
El referido conductor televisivo empleó para ello su estilo tajante y palabras acaso muy severas que la gente, sin embargo, vio con simpatía.
La prueba de ello es que (1) el video se volvió viral, (2) las redes lo festejaron y (3) cualquier intento de defensa para PEÑA (si es que lo hubo) fue mínimo, con sordina.

CIRCO Y POLÍTICA
El perfil del personaje (BROZO, payaso tenebroso) viene desde los días en que VICTOR TRUJILLO colaboraba con TV AZTECA, años noventa.
Para los que no se acuerdan, es una parodia, un remedo trágico, de otro payaso más viejo (este sí, infantil) llamado BOZO, cuya fama internacional le permitió funcionar como franquicia, pues lo mismo lo interpretaban actores norteamericanos que mexicanos.
De este último, la versión de TRUJILLO es deliberadamente oscura. En el lenguaje popular capitalino, la palabra “broza” es una manera de referirse (con simpatía, ojo) al pueblo llano, la gente “raspa” de las colonias.
En el norte diríamos “la raza”, en referencia al mismo ánimo popular que, en la crudeza de su lenguaje, legitima su autenticidad.
BROZO es, pues, el payaso de barrio, que en lugar de hacer reír, espanta, por su talante agresivo y su lenguaje tabernario, crudo, procaz, siempre enojado contra la vida infame que le tocó vivir.
Su mudanza del canal del Ajusco a TELEVISA le acarreo no pocos reclamos de sus seguidores, aunque amplió notablemente el espectro de su público. El cómico evoluciona como figura y lo veremos alternando en mesas de periodistas.
Le han dicho que su crítica tiene mucho de ficticia, que bajo los regímenes del PRI y el PAN fue más bien acomodaticio, alternaba el golpe y el halago, fiel reflejo de una empresa diseñada, de origen, para la connivencia con el poder.
Pues bien, esta semana, con el mismo estilo frontal, TRUJILLO la emprendió de nuevo contra el primer mandatario de la nación, solo que ahora se trató de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
La irreverencia emerge igual en intensidad, el tono encorajinado, la procacidad del lenguaje, el ánimo lapidario.
Aunque la diferencia es que ahora sí reaccionaron las redes. Ciertamente, la popularidad de un mandatario es muy distinta en el año sexto (EPN) que en primero (AMLO).
La gente se enoja y no la culpo, pero detrás de la perorata, exabrupto, regañina de TRUJILLO contra LÓPEZ OBRADOR hay una realidad de fondo que vale la pena rescatar.

LAS MATUTINAS
Esta vez, el principal motivo de su enojo fueron las conferencias de prensa llamadas “mañaneras”, que ofrece ANDRÉS MANUEL, la mayor parte de las veces en Palacio Nacional.
Nada nuevo, por cierto, Ya otros cronistas habían observado que el staff presidencial ha ido acomodando a los reporteros más amistosos en las primeras filas, buscando ahuyentar a los críticos.
Y relegando, también, a los colegas de los grandes medios (impresos y electrónicos) para otorgar lugar y espacio protagónico al llamado periodismo social. Portales de reciente creación, blogueros de audiencia dudosa, algunos enviados de provincia más manejables.
Es algo que también señaló el semanario PROCESO, en aquella portada memorable del 21 de abril (edición 2216) donde advierte sobre la “tentación autoritaria” del régimen obradorista, incluyendo en su caricatura final (Mono Sapiens, HERNÁNDEZ y HELGUERA) un referencia chusca al ambiente fársico, maquillado, que se percibe en las “mañaneras”.
En el trabajo que en dicho número se intitula “Diálogo Circular”, vemos a LÓPEZ OBRADOR respondiendo a toda suerte de preguntas absurdas, entre ellas, la de un reportero que se identifica así…
-“Señor presidente, soy Juan de los Palores del sitio web mi gallo es el Peje”…
Quien luego pregunta…
-“¿A qué hora abren la ventanilla para pasar a cobrar la publicidad de mi sitio?”
Reclamo de humor agudo, ciertamente, que luego en el programa de BROZO veremos convertirse en un estallido de cólera. Dice, sobre las referidas “mañaneras”:
-“Se ponen de acuerdo para que uno de los reporteros que ya están ubicados en el elenco fijo le dé la palabra a otro cabrón que, casualmente, le está besando los huevos a ANDRÉS MANUEL.”
La cita es literal, por supuesto. Pero después se queja de los omnipresentes compañeros de primera fila (“el elenco fijo”) ya muy conocidos en el medio, ¡hasta por sus apodos!...
Siempre adelante y con preguntas fáciles, a modo.
Los describe TRUJILLO, mediante apodos y observaciones mordaces:
-“Está ese señor Molécula, que es uno de los locos Adams, del elenco fijo, gente que tiene el papel de reportero y que ya todo mundo los conoce… la señora güera, que es la del corredor keniano, que también todo mundo la ubica, y (también) el ranchero caliente…”

ANTES Y AHORA
Entre la alegoría y el chistorete, BROZO describe lo mismo que los cartonistas de “MONO SAPIENS” semanas atrás. Un ambiente benigno arreglado previamente para privilegiar a los “reporteros de la casa” y cerrar fila a los incómodos (como JORGE RAMOS, por citar un ejemplo).
Desde luego, los seguidores de AMLO (que son legión) están muy enojados con el payaso tenebroso, como lo estuvieron con RAMOS. Sin ánimo de defender a estos comunicadores, justo es recordar que el mismo trato dieron (ambos) a los presidentes anteriores.
Baste recordar que cuando el gobierno tricolor acosó a CARMEN ARISTEGUI por sus denuncias sobre la llamada “Casa Blanca”, RAMOS exigió desde su tribuna la renuncia de PEÑA NIETO.
Y bueno, igual es digna de considerar la dureza que, por tradición, ha empleado BROZO contra PEÑA y sus antecesores.
Ahora es AMLO y esto marca la diferencia, en un país donde quizás la principal conquista de la prensa es que no haya intocables, incluyendo en ello a quien ocupe la silla presidencial. Sin importar de qué partido.