Cd.
Victoria, Tam. En octubre pasado,
durante su visita al Palacio de Gobierno de esta capital, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR
retomó el tema medular de su discurso sobre corrupción, justicia y perdón, en
una charla con la prensa donde fungió como anfitrión el gobernador FRANCISCO
GARCÍA CABEZA DE VACA.
Junto a las escaleras, en el lobby del
primer piso, el tabasqueño abundó en la postura sostenida durante su campaña. El
borrón y cuenta nueva, dijo: “Vamos a ver hacia adelante, no nos vamos a quedar
anclados en el pasado” para “terminar, acabar, abolir la corrupción en el país.”
Añadiendo el consabido deslinde: “no
vamos nosotros a perseguir a nadie, no es mi fuerte la venganza”, con una
aclaración que aún no sabemos si contradice o complementa su promesa de perdón,
cuando puntualiza:
“Desde luego, hay instancias legales donde van a tener curso las denuncias que se presenten”, para suavizar de nuevo sus palabras con otra precisión: “pero, como política del nuevo gobierno, no está el perseguir a nadie, el que haya persecución, acoso, a nadie.”
“Desde luego, hay instancias legales donde van a tener curso las denuncias que se presenten”, para suavizar de nuevo sus palabras con otra precisión: “pero, como política del nuevo gobierno, no está el perseguir a nadie, el que haya persecución, acoso, a nadie.”
En el mismo tono se preguntó: “¿qué se
hacía antes para engañar?", respondiendo él mismo: “se metía a la cárcel a
un personaje, a dos, a tres o, en algunos casos, chivos expiatorios y todo
mundo aplaudía y el gobierno que hacía eso, terminaba empapado de corrupción,
manchado de corrupción, hacían lo mismo. Todo era una farsa, eso ya no.”.
Para marcar entonces la diferencia:
“Nosotros vamos a actuar con responsabilidad”, dijo y girando su postura hacia el flanco derecho donde se encontraba CABEZA DE VACA, “si nos metemos al espectáculo, al circo, vamos a perder mucho tiempo. Además, no nos alcanzarían las cárceles, los juzgados.”
“Nosotros vamos a actuar con responsabilidad”, dijo y girando su postura hacia el flanco derecho donde se encontraba CABEZA DE VACA, “si nos metemos al espectáculo, al circo, vamos a perder mucho tiempo. Además, no nos alcanzarían las cárceles, los juzgados.”
Para preguntar de nuevo: “¿qué es lo que
vamos a hacer?, contestando enseguida: “lo he dicho en otras ocasiones y lo
repito con toda claridad, nosotros vamos a perdonar.
Para luego subrayar: “a mí lo que me
importa es cuidar que los que lleguen conmigo no se corrompan y que, además, el
que cometa un delito, el que robe, sea castigado, que no tenga derecho a
fianza.”
MENSAJES
CRUZADOS
Dijo más cosas, desde luego, aunque por
lo pronto destacan aquellas frases y parrafadas donde el doble planteamiento aflora
y parece caminar sobre el filo de la navaja.
Terminar con el bandidaje, pero no
castigar a los bandidos, aunque (en paralelo) posteriormente ha dicho que, de existir
la necesidad de juzgar a los expresidentes (a los que, por cierto, ya había
perdonado) esto se sometería a consulta en la primavera próxima.
Por supuesto, AMLO no nació ayer, tampoco.
Parecería, en todo caso, estar esperando a consolidar su gobierno, tener su
equipo de justicia completo (incluyendo el nuevo fiscal federal) y la guardia nacional
trabajando, antes de abrirse de capa y mostrar propósitos más amplios.
Su estilo personal de ejercer el mando representa
una novedad en el discurso político de nuestro país por el manejo deliberado de
la ambigüedad. Entre otras razones porque conoce la magnitud de los intereses
económicos afectados y su inmenso poder.
Sin embargo, la presión para que ANDRÉS
MANUEL disponga acciones de justicia (léase castigo) se incrementa día con día.
El presidente afirma que hay demasiados
culpables y no alcanzarían cárceles ni juzgados, amén de que representaría un
desgaste político muy grave, al desatar el enfrentamiento del actual gobierno
con la vieja clase política.
RUPTURA
NECESARIA
Al respecto cabría recordar una vieja
estrategia priísta practicada en los viejos tiempos cuando era necesaria una
acción de autoridad capaz de apaciguar los ánimos entre los grupos de interés
adversos.
El expresidente JOSÉ LÓPEZ PORTILO la adjetivó
como la acción de “romper para estabilizar”. Y así lo hizo con figuras del
echeverriísmo que le estaban metiendo ruido indeseable a su régimen, como
EUGENIO MÉNDEZ DOCURRO, FAUSTO CANTÚ PEÑA, FELIX BARRA GARCÍA y otros más.
Desde luego, don PEPE no era iluso y
sabía que una lucha contra los personeros del viejo régimen jamás podría ser
exhaustiva. Ya desde aquel tiempo no habría cárceles, ni fiscales, ni juzgados
suficientes para castigar a tanto sinvergüenza.
La determinación, aunque claramente
focalizada (limitada, simbólica) significó un importante “estate quieto” para la
clase política.
No fue justicia en el sentido literal de
la palabra, fue únicamente un manotazo presidencial, golpe de timón que, en
efecto, rompió con el pasado inmediato y estabilizó la nave.
Lo curioso es que la medida después
sería practicada por MIGUEL DE LA MADRID para romper lanzas con el
lopezportillismo, encarcelando a JORGE DÍAZ SERRANO y ARTURO DURAZO, entre
otros.
Lo hizo después SALINAS soltando mandobles
contra líderes sindicales, gobernadores y empresarios. Y luego lo emprendería
ZEDILLO, con aquella persecución encarnizada que desató contra el salinismo.
En ese sentido, el diagnóstico que hoy
se hace sobre los problemas de corrupción heredados por AMLO parece superar las
expectativas más pesimistas.
El saqueo es mucho peor de lo que se
pensaba y es por ello que no pocos analistas se preguntan hoy si basta con
hacer las cosas bien a partir de ahora, perdonando olímpicamente a los
culpables.
Por fuerza, harían falta dos o tres
manotazos severos, decisiones de justicia selectivas que sirvan de advertencias
y lleven como mensaje implícito, la más atenta invitación a escarmentar en
cabeza ajena.