Cd. Victoria, Tam.-
La inolvidable EDITH PIAF popularizó en 1946 una melodía que en verdad marcó
terreno en la Francia devastada de postguerra.
Parecería,
incluso, un sarcasmo invocar tanta dulzura ante el horizonte de aquel París
bombardeado por los alemanes.
No lo
era, EDITH sabía lo que hacía. Le importaba recordar la grandeza del amor a quienes
por entonces sufrían la tragedia colectiva, sus secuelas de dolor y luto en
ciudades, barrios y familias.
Ante el
duelo, la esperanza, cantaba EDITH:
-“Des
yeux qui font baisser les miens...”
-“Ojos
que miran en los míos, una sonrisa que se pierde en los labios, es el retrato
sin retoques, el hombre de quien soy cuando me toma en sus brazos. Me susurra, veo
la vida en rosa.”
Frente
al daño, la expectativa plausible, aunque (debo confesar) a veces cueste demasiado
trabajo el mantener la bandera en alto ante panoramas que de golpe se presentan
tan oscuros.
Y aún
así: “la vie en rose”, la opción propositiva, porque (CHURCHILL dixit)
cualquier otra opción sería peor.
Nada
fácil resulta el blandir como espada un mensaje constructivo ante situaciones y
rostros que apuntan al desaliento.
Por amargo
que sea el trago, sigue y seguirá siendo válida la máxima tomista de que “si
algo es necesario, es posible.”
Vale
pues la reflexión ante quienes hoy, desde la sociedad civil y las instituciones
asistenciales, orquestan voluntades para luchar contra males igualmente
destructivos como los diversos tipos de cáncer que afectan a las mujeres.
-“Vive
fuerte, vive rosa” dicen los mensajes que por estos días difunde el DIF
Tamaulipas que preside PILAR GONZALEZ.
Por
supuesto, el programa hace hincapié en la etapa preventiva.
Está de
moda entre figuras de la televisión, locutores, conductores de noticieros
regionales y nacionales (LOPEZ DÓRIGA, entre otros) portar el moño rosa en
solidaridad con la campaña, entre otras razones para recordar a las damas la
importancia crucial de la prevención.
El
mensaje es claro: mujeres cuídense, quiéranse, examínense…
El rosa
como color que nada tiene que ver con la tibieza o el conformismo, sino que
matiza una forma inteligente de responder al apremio que –de no atenderse-
puede llevar a la muerte.
Importa
subrayar que cuando la fatalidad afecta a madres de familia, daña también, de
manera indeleble, a los hijos.
Alguna
vez me dijo RODOLFO TORRE que cada centavo invertido en prevención ahorra pesos
en curación.
Prevenir,
pues, con tareas de información periódica y comprensible, haciendo gala de
recursos didácticos, expositivos, atrayentes para las audiencias y segmentos
definidos a los que se busca llegar.
Ahí
donde la ignorancia es el principal enemigo y donde la postergación puede hacer
la diferencia entre vivir o morir, estar o no estar junto a tus seres queridos.
De aquí
me surgió una idea, no de ahora, de 12 meses atrás…
En el
plano personal, debo confesar que por segundo año consecutivo me he permitido plantear
en redes sociales (Facebook, Twitter) la siguiente pregunta al sector femenino:
-“A ver
mujeres, ¿Si la campaña fuera por el cáncer de próstata estarían dispuestas a
portar un moño celeste todo el mes?”
Y mire
usted, igual hace un año que ahora, la respuesta femenina fue abrumadora, una
aceptación generalizada y entusiasta, al menos entre las chicas de diversas
edades que mucho me honran al seguir mis comentarios en ambas redes (LopezArriaga21).
Estoy
hablando de una inquietud personal, una simple consulta en Internet y cierto
tipo de reacción, muy alentadora, claro, afín.
Por
segunda vez hubo un sí contundente, definitivo.
Creo
que gustó la idea.
La vida
en azul.
La vie
en bleu???
Se los
dejo de tarea.
A
manera de colofón, muchos varones todavía no saben que la detección del cáncer
de próstata hace tiempo tornó innecesario el concurso de un proctólogo.
Ninguna
honra, pues, hay que proteger ahora que el antígeno prostático (PSA, le llaman)
es detectable mediante una simple muestra de sangre.
O lo
que es lo mismo…
Dont
worry men!