Cd. Victoria, Tam.- Realidad y ficción. Estamos acostumbrados a saber por documentales y series televisivas sobre el inmenso poderío que tuvieron los cárteles colombianos en las décadas finales del siglo 20.
Pero nunca lo habíamos escuchado de viva voz y con tal claridad, por cuenta de un líder de izquierda como GUSTAVO PETRO URREGO quien luchó contra ellos y vivió para contarlo ahora, desde su silla presidencial.
Un hombre al que, por cierto, no podríamos identificar como machuchón, fifí, camaján, pirrurris, neoliberal o conservador. Tampoco es amigo de CLAUDIO X. GONZÁLEZ, CARLOS SALINAS o FELIPE CALDERÓN.
Su discurso de esta semana es únicamente el testimonio de quien vivió y sufrió los años dorados de PABLO ESCOBAR GAVIRIA y GONZALO RODRÍGUEZ GACHA, líderes fundadores de los cárteles de Medellín y Cali.
Enemigos públicos hoy convertidos en mitos cinematográficos, personajes de películas y series televisivas de HBO y NETFLIX, sobre los cuales se escriben libros y dossiers periodísticos.
Esta semana, GUSTAVO PETRO declaró como un fracaso la guerra contra el narcotráfico, en su discurso de clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas efectuada precisamente en la ciudad de Cali.
Lo cual en México podría fundamentar la más severa de las críticas contra la postura de presidentes como FELIPE CALDERÓN, el exmandatario más identificado con dicha opción dura.
Pero PETRO también condenó la estrategia de abrazos con los narcotraficantes, la benevolencia y complicidad hacia los matones, provocando con ello gestos de vértigo y notable incomodidad en su vecino de silla, el mexicano ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Pero nunca lo habíamos escuchado de viva voz y con tal claridad, por cuenta de un líder de izquierda como GUSTAVO PETRO URREGO quien luchó contra ellos y vivió para contarlo ahora, desde su silla presidencial.
Un hombre al que, por cierto, no podríamos identificar como machuchón, fifí, camaján, pirrurris, neoliberal o conservador. Tampoco es amigo de CLAUDIO X. GONZÁLEZ, CARLOS SALINAS o FELIPE CALDERÓN.
Su discurso de esta semana es únicamente el testimonio de quien vivió y sufrió los años dorados de PABLO ESCOBAR GAVIRIA y GONZALO RODRÍGUEZ GACHA, líderes fundadores de los cárteles de Medellín y Cali.
Enemigos públicos hoy convertidos en mitos cinematográficos, personajes de películas y series televisivas de HBO y NETFLIX, sobre los cuales se escriben libros y dossiers periodísticos.
Esta semana, GUSTAVO PETRO declaró como un fracaso la guerra contra el narcotráfico, en su discurso de clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas efectuada precisamente en la ciudad de Cali.
Lo cual en México podría fundamentar la más severa de las críticas contra la postura de presidentes como FELIPE CALDERÓN, el exmandatario más identificado con dicha opción dura.
Pero PETRO también condenó la estrategia de abrazos con los narcotraficantes, la benevolencia y complicidad hacia los matones, provocando con ello gestos de vértigo y notable incomodidad en su vecino de silla, el mexicano ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
AQUELLOS AÑOS
La connivencia con los jefes del crimen organizado trae muy malos recuerdos al actual jefe de estado colombiano. La irrupción violenta del dinero narco a raudales que trastocó la vida de dicho país en los años setentas, ochentas y noventas.
Décadas de horror cuando criminales tan poderosos departían en sus fiestas con lo más granado de la sociedad nacional, envolviendo al medio artístico y deportivo, intelectuales, periodistas, escritores y también a la vida pública, alcaldes, senadores, gobernadores y ministros.
Grandes capos que tenían poder sobre la vida y la muerte. Lo mismo mataban candidatos presidenciales (LUIS CARLOS GALÁN, entre otros) que financiaban a presidentes cómplices (ERNESTO SAMPER, el más conocido).
El mensaje que hoy envía Colombia alerta al continente americano por partida doble. Hay lugar para la búsqueda de un nuevo paradigma latinoamericano que no incurra en la violencia estéril pero tampoco en la complicidad.
Entre otros caminos, deslindar el negocio de los narcóticos de la delincuencia organizada y su cauda de extorsión, cobros de piso, peaje y la insultante tributación privada. Pueden ser tratados por separado y con dos estrategias muy distintas.
EBRARD, EN EL AIRE
De nuevo MARCELO nos quedó a deber. Ya se está haciendo costumbre dicha indecisión, tibieza, procrastinación que deja en el aire y pospone decisiones que exigen audacia y compromisos claros.
No será la primera vez. Al principio dijo que definiría sus pasos a seguir la noche misma del miércoles 6 de septiembre, cuando la ganadora oficial fue CLAUDIA SHEINBAUM.
Lo postergó luego para este lunes 11. Ello le permitió permanecer en los medios en calidad de expectativa, interrogante, asignatura pendiente, misterio por resolver.
Pero llegó el lunes 11 y ahora dice que anunciará su postura hasta el siguiente lunes 18, alargando una semana más la incertidumbre entre sus seguidores. Aunque sus adversarios lo celebran, como un síntoma de debilidad y también de extravío.
Su argumento es prácticamente el mismo. Impugnar resultados, adelantando que, si no le resuelven, ya no tendrá interés en permanecer dentro de MORENA.
Perdón pero ya lo había dicho semanas atrás, durante los días de precampaña. Eso ya lo sabíamos, ¿Cuál es la novedad?, ¿en verdad espera que MORENA le otorgue un lugar a su impugnación y MARIO DELGADO pierda siquiera un minuto en analizar su reclamo?
La puerta quedó cerrada por dentro desde el mismo día en que cuestionó el proceso y faltó al besamanos de CLAUDIA. No parece entenderlo, a menos que tenga por ahí otros planes y espere le mejoren alguna oferta externa. Esto también es posible.
ATRACO RURAL
Me llega el reporte de un amable lector del ejido Plan de Ayala, municipio de Güémez, donde ha sido víctima de dos tipos de robos. De agua y fluido eléctrico.
Gente que realiza perforaciones clandestinas para extraer el vital líquido y en paralelo se conecta a su línea de Comisión Federal de Electricidad (CFE), en un inmueble propiedad del quejoso.
El hombre ha buscado la vía legal de resolver el problema. Ni Conagua ni la Fiscalía General de la República han atendido su denuncia. Tampoco la CFE ha realizado la investigación pertinente.
Ha sido un largo peregrinar entre oficina y oficina para formalizar la queja. Burocratismo puro, se avientan la pelotita unos a otros, incluyendo el área jurídica. Nada resuelven disque por exceso de trabajo.
Y luego resulta que al sujeto que le roba la luz lo atienden con sobrada eficiencia. Las víctimas de dicho individuo le han tirado la línea varias veces y con gran puntualidad los señores de la CFE se la reponen, una y otra vez.
En conflictos de este tipo, se supone que las autoridades existen para realizar tareas de diagnóstico y mediación, buscando evitar que el asunto genere problemas entre particulares.
Pero ni cumplen con su deber ni (menos) hacen justicia. Se observan lentos para atender a la persona afectada y sin embargo ayudan con sospechosa alegría a quien comete el atraco.