Cd. Victoria.- Vienen tiempos muy difíciles para el gobierno obradorista. Su base de sustentación y su credibilidad estarán en juego cuando la curva de contagios alcance, de manera inevitable, picos superiores.
Lo cual estará demostrando lo que ya sabíamos:
(1) La desastrosa gestión de la pandemia, producto de la incredulidad inicial de un presidente que desestimó el peligro, despreciando las advertencias de la OMS. Sin tomar nota de la experiencia previa en Europa y China.
(2) A resultas de lo cual, demostró avaricia ante la imperiosa necesidad de realizar pruebas masivas, por una razón muy clara. No quiso distraer dinero de otros programas que consideró más importantes. Sus caprichos personales.
(3) Por ello, a tres meses y medio del primer contagio, el mapa completo de la república se encuentra hoy teñido de rojo, con cifras de infección y mortandad que siguen subiendo y sin pronóstico cierto sobre su comportamiento futuro.
(4) Al respecto, ninguno de los esquemas del doctor LÓPEZ-GATTELL puede predecir en qué momento se achatará la curva, ni cuando entraremos en la etapa llamada meseta ni (mucho menos) en la curva real del descenso. Sin pruebas, imposible.
(5) Peor todavía, si consideramos que la llamada “nueva normalidad” y su consecuente reapertura parcial de algunas actividades económicas, entraña riesgos. La recaída que se expresaría en segundos y terceros brotes. Nuevos picos mirando hacia el otoño y más allá.
ARTILLERÍA MOHOSA
Panorama siniestro que se expresa en inconformidad creciente, desencanto de antiguos simpatizantes, impaciencia, pérdida de confianza. Un alto costo político por venir.
Ciertamente, las conferencias matutinas ofrecen muchas ventajas. Entre ellas el dar madruguete a los críticos, cuando los señalamientos de la prensa están recién publicados.
Desde dicho foro se da línea a las redes sociales. Qué contenidos defender, a quien amar. Qué puntos neurálgicos es menester atacar, a cuáles opositores y periodistas deberán odiar.
La agenda cotidiana de linchamientos virtuales, diseño puntual de personajes como JESÚS RAMÍREZ y SANJUANA MARTÍNEZ.
Sin embargo, tales recursos ya resultan insuficientes. Dada la gravedad de la pandemia en las semanas y meses venideros, ni los pronunciamientos de las mañaneras ni los ejércitos de bots les alcanzan para contener el descontento ciudadano.
Es por ello que de tiempo atrás, ANDRÉS MANUEL ha estado impulsando sus conocidas tesis del enemigo oculto. El complot, la conspiración, los intereses perversos y corruptos que presuntamente operan a trasmano.
Ya le tocó regaño a LA JORNADA, aunque el blanco reiterado de sus ataques son los diarios EL UNIVERSAL y REFORMA, así como el semanario PROCESO, cuyas portadas le causan retortijones.
Y cuando la crítica se hizo sentir en el exterior, vinieron las quejas y descalificaciones contra medios como WALL STREET JOURNAL, NEW YORK TIMES, WASHIGTON POST, FINANCIAL TIMES o el diario español EL PAÍS.
UNO CONTRA EL MUNDO
Por igual, ha repartido leña contra las antes “benditas redes sociales”, ahora satanizadas bajo el concepto de “INFODEMIA”, que le tocó defender (pena ajena) al escritor y periodista JENARO VILLAMIL, director del Sistema Público de Radiodifusión.
El punto central de VILLAMIL sería la queja contra el amplísimo círculo rojo que hoy se manifiesta en redes (particularmente, en #Twitter) como denostador implacable de la Cuarta Transformación.
Por igual, el presidente hostilizó a ingenieros y arquitectos, al decir que era preferible el financiamiento a la autoconstrucción, en lugar de proyectos de vivienda planificada donde habría mucha corrupción.
A los economistas los tiene por mentirosos y al servicio del pasado neoliberal, bajo el argumento de que no es necesario saber de esta ciencia para gobernar.
Aflora igualmente un rencor antiguo contra la clase media pensante, la izquierda fifí que ronda por Copilco, los académicos bien pagados, todo lo que AMLO nunca pudo ser en sus tiempos de estudiante provinciano, marginal y pobretón, avecindado en la capital mexicana.
Los está golpeando de muchas maneras, incluyendo el más reciente recorte del 75% al presupuesto de los fideicomisos para investigación en temas como ciencia, cultura y medio ambiente.
Apenas el fin de semana pasado protagonizó un nuevo choque con su antiguo aliado DANTE DELGADO y el gobernador de Jalisco ENRIQUE ALFARO, ambos de Movimiento Ciudadano.
Con los gobernadores la cosa no mejora. Recortes drásticos en participaciones federales, diferencias muy marcadas en cuanto a la estrategia sanitaria contra el coronavirus, que además derivan de un diferendo anterior por la cancelación del Seguro Popular y la imposición del INSABI.
LA BOA SIN ALBUR
La novedad de este lunes es que, quizás por sentido práctico, para ahorrar tiempo y saliva, ANDRÉS MANUEL decidió meter en una misma bolsa a todos sus enemigos.
Con la ayuda de su jefe de prensa JESÚS RAMÍREZ, el Presidente de México presentó un documento por demás apócrifo donde se revelan los supuestos planes de un oscuro adversario denominado Bloque Opositor Amplio (BOA).
Entre otras cosas, cabe preguntar si un material de dicho corte, que en ningún renglón implica delito alguno, merece ser abordado en una conferencia presidencial.
Y, peor aún, para decirles como deben expresar su desacuerdo, asunto que definitivamente no le compete. Nadie consulta con su opuesto los términos de su enojo.
Más interesante todavía, en medios, redes (y entre caricaturistas) circula la jocosa versión de que el documento fue un ataque con “bandera falsa” (autoataque) engendrado en las entrañas mismas de Bucareli.
Algo, mire usted, tan (pero tan) mal hecho, que dejaron huella. El archivo en formato PDF conservaba la referencia de la computadora donde se realizó, la oficina de prensa de Gobernación, con nombre y apellido. Asunto de novatos, gente chambona.
El citado mamotreto detallaría los planes de una fantasiosa cofradía de malquerientes en la que asombrosamente participarían los principales partidos políticos (PAN, PRI, PRD, etc.), expresidentes, gobernadores, cúpulas empresariales, editores, periodistas, intelectuales, académicos y todo aquel que esté a disgusto con su gobierno.
El mensaje presidencial de este lunes fue un verdadero BLITZKRIEG, con todo y contra todos, que además parece pintar un antes y un después. Un umbral en la estrategia de polarización.
Declaración de guerra virtual que podría materializarse de muchas maneras contra aquellos que, por ejercer la crítica, han pasado a convertirse en apestados.
VIEJA HISTORIA
Y al respecto, de poco sirve que AMLO diga que tiene adversarios y no enemigos, si de cualquier manera trata a sus adversarios como enemigos. Citando sus propias palabras: “son prepotentes, fantoches, hipócritas, corruptos.”
Tampoco sirve que se diga “respetuoso” de la pluralidad, si la combate todos los días con palabras hirientes y golpes presupuestales.
Y bueno, al meter a todos los que piensan distinto en un solo costal, ahora le será más sencillo hostilizarlos de bulto.
Vivir bajo una amenaza de complot permanente le facilita las cosas. Ya hay en quién (en quiénes) descargar culpas por todo lo que ocurra. Errores gubernamentales incluidos.
Vieja coartada de dictadores, muy socorrida (entre otros) por NICOLÁS MADURO, quien cada tercer día denuncia una nueva confabulación para asesinarlo, orquestada (¿por quién más?) por la burguesía, la derecha, el conservadurismo, los empresarios, los pitiyanquis y el imperialismo.
Decirse víctima de conjuras, boicots, intrigas, maquinaciones, siembra el camino para la aplicación de mano dura, decisiones autoritarias, medidas coercitivas.
Aunque esto ya lo ha vivido la humanidad otras veces (muchas, demasiadas) y su carácter predecible bien pudiera tenernos reservado un efecto muy interesante.
Algo distinto al martirologio que tanto le gusta a LÓPEZ OBRADOR, cuando se mira en el espejo de MADERO, CARRANZA y SALVADOR ALLENDE.
Parafraseando aquí la célebre observación de KARL MARX, tal desenlace antes vivido como tragedia, acaso hoy se repita como farsa.
La misma tensión creciente del maestro ALFRED HITCHCOCK, el suspenso que se incrementa minuto a minuto, gradual, fatal, inexorable, en cada vuelta de tuerca.
La diferencia es que ahora quizás reviente con un desenlace jocoso estilo WOODY ALLEN. Que, a fuerza de ocurrir el numerito, acabe retornando en forma de parodia.