Cd.
Victoria, Tam. Dos nombres poco
comunes (JANINE MADELINE, en francés) anteceden a dos apellidos igualmente inusuales
(OTÁLORA MALASSIS, vasco y francés, respectivamente), aunque ya en la
privacidad de las entrevistas como en el ajetreo de sus alocuciones su mexicana
sencillez aflora.
Abogada capitalina nacida en 1958, su
licenciatura es por la UNAM, a la que se añaden dos grados más por la Sorbona, un
diploma en sociología y el doctorado en ciencias políticas.
Desde noviembre de 2016 es magistrada
presidente en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)
y, como tal, le ha tocado ventilar los recursos de impugnación presentados en
los comicios comprendidos bajo su cargo, por cierto, de cuatro años, pues concluye
en 2020.
Es ella, JANINE, con su conocida estampa
de traje sastre y mascada, quien leyó el 8 de agosto pasado, la declaratoria de
validez a la elección presidencial, con lo cual le fue entregada la constancia
de mayoría a LÓPEZ OBRADOR.
Determinando aquel memorable documento que
AMLO fue “el candidato ganador de la elección de presidente en los Estados
Unidos Mexicanos”, con “30 millones 110 mil 327 sufragios”, lo que representó “el
53.20% de la votación total.”
La noticia este fin de semana es que el
mismo cuerpo colegiado del poder judicial, especializado en litigios electorales
(TEPJF) y en la misma voz de su titular, la doctora JANINE MADELINE OTÁLORA
MALASSIS, dictaminó sobre la elección a gobernador de Puebla.
Solo que ahora lo hizo a favor de una fórmula
del PAN, la que encabezó la señora MARTHA ÉRIKA ALONSO, en coalición con el PRD
y Movimiento Ciudadano.
Ciertamente, hubo diferencia en cuanto al
comportamiento del voto hacia el interior de esta sala superior. Se recordará
que la elección presidencial fue aprobada de manera unánime.
Sobre el caso Puebla, en cambio, la
votación de los siete magistrados observó un resultado final de 3 en apoyo a la
solicitud de nulidad solicitada por MORENA y 4 favorables al triunfo de MARTHA
ÉRIKA.
En la víspera se supo que había un
empate (3-3) que sería al final resuelto por el sufragio individual de JANINE,
contrario a la anulación de dichos comicios.
CERRADA
BATALLA
Haciendo memoria, los resultados
oficiales de las votaciones llevadas a cabo el pasado primero de julio en
Puebla, reconocían a la candidata panista el 38.14% del voto, contra 34.10% de
MIGUEL BARBOSA, abanderado de MORENA y 18.36% del priísta ENRIQUE DOGER.
Desde semanas previas y en la jornada
electoral misma, MORENA había estado documentando presuntas irregularidades a
favor de la candidata albiazul, vinculando ello al apoyo recibido por el
aparato gubernamental bajo control de su esposo, el exgobernador anterior
RAFAEL MORENO VALLE.
Lo más sonado fue que los comités morenistas
de vigilancia lograron interceptar vehículos y reventar casas de seguridad donde
presuntamente se distribuían votos apócrifos para beneficiar a la cónyuge de
MORENO VALLE. Sobre ello circulan numerosos videos.
De hecho, toda la segunda mitad del
presente 2018, el partido obradorista se avocó, en cuerpo y alma, a documentar
el presunto fraude, para solicitar con ello la anulación mencionada y la
consabida celebración de nuevas elecciones.
Un argumento que no es probatorio,
aunque sí muy ilustrativo fue que, en el mes previo a los comicios, la mayor
parte de las encuestadoras (Arias Consultores, Opinión, Pública, Berumen, entre
otras) daban por ganador a BARBOSA. Solo el diario REFORMA favorecía a MARTHA
ÉRIKA.
Otro tema toral de MORENA es la amplia
ventaja que logró en las urnas vecinas para presidente de la República,
senadores, diputados federales, diputados locales y alcaldes.
Al respecto aseguran (afirman, presuponen)
que el voto a gobernador debió reflejar dicha tendencia avasalladora favorable
al obradorismo, lo cual no ocurrió, pues BARBOSA fue derrotado.
LAS
REACCIONES
Igual fue largo y encarnizado el pleito
judicial por (y contra) la legitimidad del proceso. Técnicamente, el fallo anunciado
por la magistrada en jefe JANINE OTÁLORA debería cerrar, en definitiva, la
discusión.
Enterado del desenlace poblano, el
presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR lo calificó como una decisión equivocada
y antidemocrática, pero dejó en clara su voluntad de respetar y acatar la
decisión del TEPJF.
Menos civilizada (aunque comprensible)
fue la reacción de BARBOSA cuando afirmó con desdén que cuatro magistrados fueron
“maiceados” (así dijo) por el marido de la candidata, RAFAEL MORENO VALLE.
Comprados, sobornados. Asunto,
ciertamente, muy difícil (acaso imposible) de probar. Las redes se hicieron eco
de inmediato, cargando sus baterías contra los miembros del TEPJF que encabeza JANINE.
Pero mire usted lo que son las cosas. Jamás
cuestionaron la moralidad de dicha instancia judicial cuando declaró vencedor a
LÓPEZ OBRADOR, pero hoy lo hacen porque dictaminó en dirección opuesta. Detalle
digno de reflexión.
Y, bueno, para los gobernadores panistas
(entre ellos, el tamaulipeco FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA) fue una buena
noticia, no solo porque incrementa el número de mandatarios estatales emanados
de esas filas, sino, también, porque fortalece al grupo político de MORENO
VALLE.
El exgobernador y actual senador parece
llamado a aglutinar, dentro del corto y mediano plazos, a cuadros, operadores y
militantes de Acción Nacional que se sintieron agraviados por la candidatura (autoimpuesta)
de RICARDO ANAYA.
Mismos grupos que en toda la geografía mexicana
desconfían de su novel dirigente nacional MARKO CORTÉS, a quien siguen viendo
con etiqueta de “anayista”.
Y es importante el grupo de MORENO VALLE
porque, hoy por hoy, se perfila como el único capaz de hacer contrapeso a la
pandilla de los “canallines” (ANAYA, MARKO) que hoy usufructúa historia, siglas
y presupuestos.
Hoy que el foxismo se encuentra prácticamente
liquidado y la vertiente calderonista desertó en aras de un nuevo proyecto
partidista.